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Sarta cuentas vidrio veneciano Millefiore

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Mali

Largo: 106 cm

Alto: 53 cm

Unidades: 44

BC0418-690
215,00 €


Bonita sarta de cuarenta y cuatro diferentes cuentas antiguas de vidrio de Murano, entre ellas, las denominadas millefiori (lit. mil flores) o mosaico. Las cuentas de vidrio europeas fueron extremadamente populares en África. Se utilizaban como moneda de cambio en operaciones de trueque por una gran cantidad de bienes desde marfil, aceite de palma a oro. La cuentas de vidrio venecianas se encontraban entre las más renombradas tanto por la maestría en su fabricación como por la casi infinita combinación de colores y diseños. A finales del siglo XV gran parte de la fabricación de cuentas se trasladó a la isla veneciana de Murano en la que se recuperaron antiguas técnicas que permitieron aumentar la producción. Estas cuentas en particular presentan bonitos colores y una gran gama de diseños. Algunas cuentas presentan desconchones y desgaste acordes con su edad. Una atractiva combinación de cuentas. 

 

Las cuentas “millefiori”, literalmente “mil flores”, son probablemente las más populares de todas las cuentas de trueque fabricadas en Europa y empleadas en el comercio con las colonias desde el SXVIII hasta mediados del SXX. Su producción se recupera en Venecia en el SXVI a partir de modelos tan antiguos como los fabricados en Asia en el primer milenio antes de Cristo, los fabricados en Egipto durante la época romana entre los siglos I y IV y posteriormente por los elaborados en Oriente Próximo y extendidos durante la expansión del Islam entre los siglos VIII y XII.

 

Usamos el términos “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente.

 

La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.


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