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8 cuentas vidrio holandesas facetadas y 1 islámica

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Mauritania

Largo: 9 cm

Peso: 16 gr

Unidades: 9

BC1215-659
39,00 €


Precioso conjunto de ocho cuentas antiguas de vidrio translucido monocromas facetadas y una cuenta azul oval de época islámica. Siete de ellas habrían sido producidas en el SXVIII en la ciudad de Amsterdam con el fin de imitar el cristal de roca y otras piedras preciosas muy cotizadas en el comercio con las colonias africanas y americanas. La cuenta roja con núcleo blanco podría ser veneciana. Y la azul es sin duda más antigua, muy parecidas a ésta han sido halladas en excavaciones en fortalezas de la época bizantina en Albania. Preciosa gama de colores.

 

La cuenta central oval mide 16x11x7mm

 

La industria de manufactura de cuentas de vidrio en Holanda parece tener una corta pero intensa historia. Desde el SXVI se produjeron en la ciudad de Amsterdam ingentes cantidades de cuentas de vidrio gracias a la incorporación de maestros vidrieros venecianos que trajeron las técnicas y herramientas necesarias para abastecer a los comerciantes holandeses en el incipiente comercio con las colonias en África, Asia y el Nuevo Mundo.

 

Usamos el término “cuentas de trueque” para referirnos a las cuentas de vidrio de fabricación europea que fueron utilizadas por los mercaderes y exploradores en el comercio africano desde el siglo XV y durante toda la expansión colonial en ese continente.

La historia de las cuentas de trueque en África nos lleva al siglo XV y a la llegada a las costas occidentales de África de los primeros navegantes europeos, principalmente portugueses. Aquéllos descubrieron pronto la fascinación de las poblaciones locales por las cuentas y vieron en ello una oportunidad para el comercio. Entre las cuentas que cautivaron en mayor medida a estas poblaciones se encontraban las de vidrio ya que aún no se habían desarrollado localmente las técnicas necesarias para su elaboración. Ello llevó a una gran demanda local de las bellas y coloridas cuentas de vidrio ofrecidas por los europeos, tales como las cuentas millefiori o chevron venecianas y a que floreciera un gran comercio de trueque de aquéllas por mercancías tales como oro, maderas preciosas, marfil, etc y que incluso llevó a que fuesen empleadas, tristemente, en el comercio de esclavos. La creciente demanda se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX y relanzó centros de producción de en Europa, como Venecia, cuyas cuentas alcanzaron una enorme popularidad y que las hizo muy cotizadas.


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